La tensión en La Promesa alcanza un nuevo nivel en el episodio del miércoles. Catalina se encuentra atrapada entre las sospechas de su padre y la manipulación de Cruz, mientras el escándalo sobre el hijo que espera amenaza con deshonrar a toda la familia Luján. Alonso, furioso tras la huida de Pelayo, exige respuestas sobre el origen del bebé. Catalina, visiblemente alterada, enfrenta una decisión crítica: revelar la verdad o soportar el chantaje de Cruz, que no pierde oportunidad para usar el secreto en su beneficio.
Mientras tanto, los intentos de María Fernández por ayudar al padre Samuel le cuestan caro. Petra, implacable, la castiga por romper las reglas, prohibiéndole días libres y asignándole tareas adicionales. Sin embargo, María no se arrepiente, convencida de que su trabajo solidario con el sacerdote tiene un propósito más elevado.
Por otro lado, Jana se prepara para enfrentar una prueba humillante: la fiesta de compromiso organizada por Cruz, diseñada para exponer sus debilidades frente a la nobleza. Gloria intenta guiarla en el protocolo, pero Jana sabe que está sola contra las intrigas de la Marquesa. A pesar del miedo, decide no rendirse y usar su determinación para resistir las trampas que la esperan.
Además, el retorno de Pelayo añade más tensión. Desde su escondite, envía un mensaje que confirma el peor temor de Alonso: el hijo de Catalina no es suyo, sino fruto de una relación con un campesino. La nota desata una crisis en la familia, con Alonso enfrentando a Catalina para exigir la verdad, mientras Cruz observa con satisfacción.
El episodio concluye con las piezas en movimiento hacia la fiesta, donde los secretos, enfrentamientos y traiciones podrían cambiar el destino de La Promesa para siempre.
