En este episodio, Begoña finalmente toma una decisión radical sobre su futuro con Andrés y acepta la propuesta de Jesús, cerrando una etapa dolorosa de su vida. La tensión es palpable desde el inicio, cuando Begoña enfrenta las consecuencias de la revelación de María sobre su relación con Andrés, lo que la deja devastada. María aprovecha la situación para humillar a Begoña, sugiriendo que su hija Julia estaría mejor con una figura paterna estable, como Jesús, lo que deja a Begoña sin palabras. Con una mezcla de tristeza y resignación, Begoña se enfrenta a la realidad y sale de la confrontación con la cabeza en alto.
Por su parte, Andrés está consumido por la culpa tras su recaída con María, y se refugia en su primo Luis, quien le aconseja aceptar la decisión de Begoña y centrarse en su hija. A pesar de sus arrepentimientos, Andrés se da cuenta de que ha perdido lo más importante, el amor de Begoña, para siempre.
En otro frente, Jesús y Pedro se enfrentan en una conversación tensa sobre los nuevos negocios turbios que Jesús está planteando, buscando beneficios a través de prácticas cuestionables. Jesús, sin embargo, muestra su característico pragmatismo, buscando aprovechar las oportunidades, mientras que Pedro se siente incómodo con los métodos de su socio.
A lo largo del episodio, también vemos a Fina luchando con su dolor y humillación tras el ataque de Santiago en la cárcel, un trauma que por fin confiesa a Marta, quien la apoya en su dolor y promete hacer justicia. Mientras tanto, Jesús sigue jugando sus cartas con Begoña, proponiéndole un viaje al Museo del Prado, pero ella deja claro que ya no hay cabida para él en su vida sentimental.
Finalmente, el episodio culmina con el acercamiento entre Digna y Pedro, quienes se besan, desatando una pasión inesperada, mientras Fina encuentra el valor para enfrentar su tragedia y avanzar, acompañada por su leal amiga Marta.