Cuando hace dos años, Josep Císter y Ramón Campos recorrieron la larga red carpet de los Premios Emmy Internacionales, tenían muy claro que Dos Vidas, la serie por la que estaban nominados, no iba a llevárselo. Tan seguros estaban que ni siquiera prepararon un discurso. Esta noche, el guionista y productor ejecutivo de Bambú Producciones y el líder de la productora de la que nació La Promesa recorrerán la misma alfombra roja, también sin discurso, pero con otra sensación. “Esta vez creo que hay más posibilidades que la otra vez”, nos dice Císter horas antes de tomar el vuelo hacia Nueva York, donde se celebran los premios.
La Promesa está nominada, junto a La Moderna, ambas series diarias de La 1, al Emmy como Mejor Telenovela. Una nominación que, para ambos, pero especialmente para su creador, Josep Císter, es “la consolidación de un trabajo”, el de todo un equipo que “se deja la piel” por La Promesa cada día, porque “nadie se hace una idea de lo que supone una serie diaria. Sólo si lo haces, lo sabes de verdad. No es sólo ponerte a trabajar y generar las tramas; lo más importante es que, cuando leas la biblia —el libro donde están todas las futuras tramas—, sea lo suficientemente interesante como para escribirlo”.
En el año 2022, La Promesa fue el gran pelotazo de aquella temporada. Cuando Josep Císter y Ramón Campos lo presentaron en RTVE, ya sabían que, si se hacía bien, podía ser un éxito, pero nunca llegaron a imaginar que llegaría hasta donde ha llegado. “Cuando algo triunfa, cuando algo funciona, lo ves en la calle. Te lo dice la gente, tus vecinos, tu familia. Y con La Promesa, eso ha pasado. Después de pasar por todos los vaivenes que ha pasado, darte cuenta de que, pese a ellos, sigue funcionando es lo que me sirvió para darme cuenta de que estábamos ante un éxito”, afirma Ramón Campos.
“Cuando algo triunfa, cuando algo funciona, lo ves en la calle. Te lo dice la gente, tus vecinos, tu familia. Y con La Promesa, eso ha pasado”
Ramón Campos, productor
El éxito de La Promesa fue tal que, en una época convulsa en la televisión pública, con la recién salida de José Manuel López Tornero, el último presidente de la Corporación acordado por todos los partidos políticos, y con la llegada de Elena Sánchez a la presidencia interina, La Promesa era el ejemplo que la dirección de RTVE ponía como escudo de que las cosas se podían hacer bien y lograr el éxito en la televisión pública.
La Promesa fue una idea de la “mente privilegiada”, como la describe Ramón Campos, de Josep Císter. Quienes le conocen son incapaces de explicar cómo es posible que Císter llegue a todo lo que llega —La Promesa, Valle Salvaje, La Favorita 1922…—. Si le preguntas a él, su respuesta siempre es: con mucho trabajo. A esto se refiere cuando dice que “nadie se hace una idea de lo que supone trabajar y hacer una serie diaria”. Porque no es solo el día a día, es también lo que vendrá dentro de cuatro o cinco meses. En la cabeza de Císter, nos confiesa, ya están escritas las tramas que llegarán a la serie en abril o mayo del año que viene.
“La Promesa es ambiciosa porque el equipo es ambicioso”, repite, consciente de que es la frase que siempre utiliza, pero porque es la realidad, “porque no nos conformamos con cualquier cosa”. “Cuando yo planteo una guerra —La Promesa viajó hace unos meses hasta la Primera Guerra Mundial—, tengo que avisar con cinco meses de antelación porque el equipo está trabajando en lo del día. Tengo que levantarles la cabeza y decirles: ‘Hay que ponerse a trabajar en esto’. Mi trabajo consiste en estar muy por delante. No solo es escribir las tramas, sino escribir lo que vendrá y cómo se puede hacer”, asegura.
Para Císter, esta serie supuso y supone “una alegría muy grande”. Explica que el equipo de Bambú Producciones venía de hacer Dos vidas, una serie que se estrenó nada más salir de la pandemia, “y en la que que pusimos mucho corazón, pero los datos de audiencia no acompañaron”. Aún así, Dos vidas se llevó la Rosa de Oro, los Emmy Europeos, a los “que ni siquiera fuimos porque pensábamos que no lo íbamos a ganar”. Fue la consecución de estas dos cosas la que provocó el nacimiento de La Promesa y su éxito, por La Promesa “se ha convertido en una parte del imaginario colectivo”.
Pero no es solo adelantarse al futuro, es también ser capaz de asumir que muchas de las cosas que crees que pueden funcionar, al leerlas, no encajan, no son interesantes y hay que “mandarlas al trastero”. “Yo envío mucho al trastero, muchas cosas, y eso es lo que más quema”, reconoce.
Queda claro que el trabajo y la ambición bien entendida son una de las claves del éxito de La Promesa, pero no es la única. Es Ramón Campos quien explica que La Promesa tiene algo muy necesario en los tiempos actuales que vivimos, donde la polarización lo ensucia todo: “La Promesa ha conseguido ser algo que es para todos. En un tiempo en el que estamos tan polarizados, da igual del partido que seas, de la tendencia que seas, todos pueden ver La Promesa. El éxito de La Promesa, por tanto, es que ayuda a convivir”.
“Mi intención siempre fue que La Promesa se convirtiera en una punto de encuentro”
Josep Císter, creador de La Promesa
Y lo dice un productor que, cuando se ha tenido que mojar, cuando ha tenido que colocarse en un lado o en el otro, lo ha hecho. Pero con La Promesa, no. Fue, además, algo que Josep Císter planteó desde el primer momento: “Esa fue siempre mi intención, que teníamos que hacer la serie como un punto de encuentro”. Y lo consiguieron, pues La Promesa ha logrado algo que pocas veces se alcanza con una serie diaria: que espectadores de todas las edades se sienten a verla. Nietos con abuelos, padres con hijos… “La Promesa es una serie para disfrutar y que la disfruten todos”, insisten.
De hecho, la serie de La 1, que se ha enfrentado a esos vaivenes de los que habla Ramón Campos, como cambios de programación, cancelación de episodios por diferentes eventos, dobles capítulos, emisión por la tarde y por la noche, despierta un interés que pocas veces se ha visto con una ficción. Titulares sobre la preocupación de sus seguidores ante la posibilidad de que se termine son casi una constante en la prensa especializada. Sin embargo, La Promesa, a punto de tocar el cielo del éxito internacional, tiene mucha vida por delante. Tanta, que en la cabeza de Císter está lo siguiente y lo que viene después de lo siguiente. Nos desvela que, dentro de unas semanas, “vamos a ver un capítulo muy especial donde vamos a vivir un cambio de roles”. “Los criados van a ser señores y los señores van a ser criados. Todo esto, o yo lo hago con muchísima antelación, o es imposible”, revela.
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Aunque detrás de La Promesa están Císter, Campos y un equipo de directores de la talla de Miguel Conde, Javier Pulido, Eva Bermúdez, Alberto Pernet, Carlos NavarroBallesteros y David Paricio Burtin, que trabajan codo con codo, es la implicación de todo el equipo de Bambú Producciones lo que hace posible que la audiencia siga creciendo y que las nominaciones lleguen por doquier. Pese a los escollos del tiempo, del presupuesto, del estrés, del non-stop, como lo llama Císter, cada miembro del equipo cuida a La Promesa como si fuera suyo. Por eso, La Promesa ya es un ente con entidad propia.
En unas horas, Císter y Campos volverán a recorrer los largos pasillos y cubículos por los que hay que pasar hasta sentarse en el asiento de los nominados. De nuevo, no tienen discurso preparado, pero tienen claro que, si suben a recoger el Emmy, el premio será de todos, también de los espectadores.