En La Promesa, las vidas de Jana y Catalina se transforman mientras enfrentan desafíos que redefinen su fortaleza. Catalina, tras ser abandonada en el altar, toma un valiente paso hacia su independencia. Durante una cena familiar, admite con firmeza que entendía las inseguridades de Pelayo y, aunque le duela, está decidida a criar sola a su hijo. Tadeo, quien ha estado en las sombras, le ofrece apoyo incondicional, marcando un punto de inflexión en sus vidas.
Por su parte, Jana enfrenta las intrigas de Cruz y su institutriz, quienes conspiran para desacreditarla en su fiesta de compromiso con Manuel. A pesar de las crueles críticas, Jana, con el apoyo de Manuel, encuentra la confianza para enfrentarse a sus detractores. Durante el evento, desafía las expectativas al hablar con sinceridad sobre su origen humilde y su amor genuino por Manuel, desarmando incluso a Cruz.
La trama se enreda aún más con el regreso inesperado de Pelayo, quien, arrepentido, implora a Catalina por una segunda oportunidad. Aunque conmocionada, Catalina le deja claro que su perdón debe ganarse con actos, no palabras, mostrando que ha crecido más allá de la mujer que fue.
Mientras tanto, secretos del pasado emergen. Marcelo confiesa sus conexiones con el enigmático Duque de Carril, enfrentando sus temores con la ayuda de Teresa y ganando el respeto de Alonso y Manuel. Santos, por su parte, confronta los cambios en su familia, logrando reconciliarse con su padre y aceptar su nueva realidad.
La noche culmina en un baile simbólico, donde Jana y Manuel, Catalina y su hijo, y todos los habitantes del palacio encuentran un respiro en medio de las tormentas. La Promesa resalta el poder de la resiliencia y la valentía para forjar nuevos comienzos.