La devastadora pérdida de su hijo ha sumido a Tasio en un abismo emocional del que parece incapaz de salir. En una conversación desgarradora con Carmen, su resistencia a mostrar vulnerabilidad se desmorona, revelando el peso insoportable que lleva en su interior.
Carmen intenta persuadir a Tasio de buscar formas de sobrellevar el duelo, pero sus palabras chocan con un muro de resignación. Él no puede entender cómo llevar a Claudia a ver el mar, un sueño que pertenecía a Mateo, podría aliviar el dolor de la joven, quien está hundida en una tristeza profunda tras perder a su marido y al bebé que esperaba. Para Tasio, todo parece inútil: cambiar de lugar o de escenario no traerá a Mateo de vuelta.
En un momento de franqueza, Carmen le enfrenta con fuerza: “Tú también has perdido a tu hijo”. Esta declaración atraviesa las defensas de Tasio, quien, entre sollozos, confiesa sentirse como un cobarde por no poder enfrentar la realidad de que su hijo ya no está. Sus sueños de criar a ese niño, verlo crecer y compartir una vida llena de alegría, se han evaporado, dejándole con un vacío que parece imposible de llenar.
Carmen, llena de empatía y determinación, no permite que Tasio se cierre en sí mismo. Le anima a sacar el dolor que guarda dentro, insistiendo en que reprimirlo solo lo consumirá más. En este duelo compartido, ambos personajes muestran la fragilidad humana ante la tragedia, dejando claro que el camino hacia la libertad emocional será largo, pero necesario.
Con esta escena cargada de intensidad, Sueños de libertad nos recuerda la importancia de enfrentar el dolor para poder avanzar, aunque el camino sea arduo y esté lleno de sombras.
