En un momento cargado de emociones, Tasio se acerca a Andrés con la intención de resolver las tensiones entre ellos tras el accidente. Con la voz llena de sinceridad, comienza: “Andrés, necesito hablar contigo. He estado pensando mucho en lo sucedido y, después de hablar con Claudia, me he dado cuenta de que te debo una disculpa. No es justo que te culpen por lo ocurrido.”
Andrés, sorprendido por las palabras de Tasio, agradece el gesto, pero no puede evitar asumir parte de la responsabilidad. “Tal vez, si te hubiera escuchado antes, nada de esto habría pasado. Podría haber tomado mejores decisiones.” Sin embargo, Tasio insiste: “No te culpes. Fui yo quien tomó esas decisiones. Fui yo quien mandó a Mateo a reparar la furgoneta y a hacer el reparto. No tiene sentido buscar un culpable. Ambos cometimos errores, y ahora solo nos queda aprender a vivir con ello.”
El peso de la pérdida es compartido. Tasio no solo lamenta el accidente, sino también la muerte de su sobrino, el hijo de Claudia y Andrés. En un gesto fraternal, Andrés le asegura: “Si necesitas algo, estoy aquí para ti, como hermano y como amigo.”
La conversación se torna más seria cuando Tasio menciona a Felipe, quien ahora enfrenta las consecuencias legales de sus acciones. “Debe pagar por sus errores, Andrés, pero no quiero venganza, solo justicia.”
Con las emociones a flor de piel, ambos hombres logran reconciliarse, fortaleciendo su vínculo. Finalmente, Tasio, con un semblante más tranquilo, regresa al trabajo, dejando atrás una carga que ya no tiene por qué llevar solo.